La panadería del corregidor

En un rincón modesto del Mercado del Corregidor, el aroma a pan recién horneado es la bienvenida diaria. La Panadería del corregidor es pequeña, sin grandes pretensiones, pero con un pan que no falta en muchas mesas de Logroño. Aquí, cada barra se hace con cuidado y cada cliente es parte de una tradición que lleva seis años en manos de Desiré.

Desiré lleva seis años detrás del mostrador. Lo que ofrece es sencillo y esencial: pan hecho cada día, de los que madrugan o incluso trasnochan para llegar aún caliente por la mañana. Hay barras clásicas, pan de media cocción, integral, sin sal, pan bombón, bocadillos para los peques… Y cada uno tiene su fiel comprador, casi siempre el mismo, porque quien viene una vez, suele volver.

El puesto nunca está vacío, siempre hay gente que se detiene a comprar, y Desiré recibe a cada cliente con una sonrisa que forma parte de ese ambiente familiar y cercano.

Además del pan, en ese pequeño espacio también hay hueco para productos locales que complementan la compra: huevos frescos, churros, aceitunas, almendrucos, aceite virgen extra, leche fresca… Todo de cercanía, todo con sabor de La Rioja.

La cercanía con los clientes es otra de las señas de identidad de la Panadería del Corregidor. Aquí no se trata solo de vender pan, sino de construir una relación de confianza que se ha ido forjando día tras día. El trato de tú a tú hace que cada visita sea especial: no hace falta explicar lo que se quiere, porque Desiré ya conoce las preferencias de quienes pasan a diario. Esa familiaridad crea un ambiente cálido y cercano, donde el cliente no es un número más, sino alguien reconocido y valorado. Esa conexión es tan importante como la calidad del pan que se ofrece.

Aquí te espera el mejor pan, recién hecho y con una sonrisa.

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